Estás a mitad de camino, falta solo la mitad de lo que quedaba al principio, te cansas, solo quieres parar, es un suspiro, una inhalación, llevas todo el camino corriendo.
En este suspiro que dura menos de unas décimas de segundo, piensas en que por qué has corrido tanto, en qué deberías haber ido a paso lento.
El problema se encuentra en que cuando corres, solo miras al frente, no te das cuenta de lo que hay a tu alrededor, y mucho menos te das cuenta de lo que había un paso atrás. No disfrutas nada, simplemente quieres correr y llegar a la meta.
No te preocupes por andar más lenta que los demás, tu estás disfrutando de la vida, ellos no.
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