domingo, 21 de noviembre de 2010

Yo también.

En ocasiones desearía dejar de ser humana, ser un robot.
¿Un robot? Si señores, un robot. Una máquina, se mueven, escuchan, entienden, pero no sienten ni el más remoto sentimiento. Qué dura es la vida del ser humano. Qué duro es sentir el dolor de un arañazo, y el dolor de un viejo sentimiento.
Pero en fin, esta es la vida de los humanos.
Nacen, crecen, se reproducen y mueren, pero mientras tanto, tienen sentimientos.

Yo, esperando a la venida de nuevos sentimientos.

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